¿Flexibilidad laboral? ¿Mala palabra?

Tal vez con mentes anquilosadas, sí lo sea. Pero de cara a los tiempos que estamos viviendo, no podemos obviar el tema y debe ser puesto en la mesa de trabajo perentoriamente. APPCU se lo planteará a los precandidatos, para que sea incorporado como un insumo medular.

Y esto de ninguna manera quiere decir, arrebatar derechos de los obreros o suprimir sus conquistas. Lejos nuestro ánimo de rozar dichos aspectos. Pero hay que vivir en consonancia con el mundo y con la modernidad. Porque en definitiva si no nos aggiornamos, un día vendrán los robots y dirigirán hasta los mínimos detalles.

El erudito en estos temas, columnista de nuestra revista EN OBRA, Juan Manuel Rodríguez, siempre cita el caso de los sindicatos alemanes. Éstos, seguramente los más fuertes en Europa, se han involucrado seriamente con el concepto de marras. Y lo hacen porque los perjudica? Tienen conciencia que si se oponen podrán demorar algún proceso y tal vez retrasar alguna pérdida de empleos, pero en realidad la única forma de resguardar las fuentes laborales es asumiendo que los cambios vinieron para quedarse y hay que sumarse a ellos.  Oponerse hoy…es una victoria a lo Pirro. Es mejor, reaccionar de entrada.

Y el sindicato por qué participa? El nuevo régimen en Alemania les da más libertad a sus afiliados. Hay quienes tienen interés en trabajar menos horas por día y otros prefieren mayor carga horaria y tener más días libres. En fin.

Habrá que ver si se puede extrapolar estrictamente lo dicho a nuestra industria que es muy particular, lo que sí está claro que la rigidez actual debe modificarse (en consenso con el Sunca, va de suyo, nadie piensa en obviarlo).

Claro, el debate que se viene instalando se encuentra teñido muchas veces de concepciones políticas e ideológicas y frecuentemente se utilizan términos peyorativos y descalificadores, sacando la discusión de su verdadero contexto.

La cuestión a debatir, llámese flexibilidad, adaptabilidad, desregulación, etc…, se centra en el análisis de si la disciplina laboral tal como ha sido formulada inicialmente (comienzos del siglo XX), es apta para regular las relaciones laborales en el siglo XXI o si por el contrario, requiere ajustes y modificaciones que signifiquen beneficios para los trabajadores, para los empresarios y que derrame positivamente en toda la sociedad.

También te puede interesar: Flexiseguridad en lo laboral

Varios autores entienden a la flexibilidad como la capacidad de una empresa de, ajustar el nivel y el calendario de los insumos de trabajo a los cambios de la demanda, modificar el nivel salarial según la productividad (nos atañe directamente) y en emplear a los trabajadores en tareas que atiendan las variaciones de la demanda. Es decir, aventar las rigideces con que hoy nos movemos.

Se habla de flexibilidad interna cuando se modifican horarios de trabajo y los descansos, sobre la remuneración, sobre movilidades de lugares de trabajo o funcional.

También se habla de flexibilidad externa, que afecta al contrato de trabajo en sentido estricto, modificando las formas de contratación o las de extinción del contrato. Se flexibiliza el ingreso a la relación laboral, dándole libertad al empleador  facilitando las contrataciones distintas del contrato por tiempo indefinido (trabajo a plazo, se da en nuestra industria, trabajo a prueba, también se da, trabajo eventual, zafral, temporal, por obra determinada, etc…).

Hay que facilitar el despido, sea ampliando las causas de justificación del mismo o disminuyendo el monto de la indemnización.

Es decir y a cuenta de mayor cantidad, hay que motivar al empresario a que es sano contratar gente y eso no devendrá en problemas nimios y no como sucede en la actualidad, que se estigmatiza la contratación de gente porque la experiencia indica que el relacionamiento crea muchos sinsabores. Algo que debe ser impensado.

Es determinante incorporar este concepto en la normativa y en los usos y costumbres del trabajo.  A ellos apostamos y sobre todo en estos tiempos de nubarrones donde el desempleo viene aumentando.

Aníbal Durán

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¿Flexibilidad laboral? ¿Mala palabra?

Tal vez con mentes anquilosadas, sí lo sea. Pero de cara a los tiempos que estamos viviendo, no podemos obviar el tema y debe ser puesto en la mesa de trabajo perentoriamente. APPCU se lo planteará a los precandidatos, para que sea incorporado como un insumo medular.

Y esto de ninguna manera quiere decir, arrebatar derechos de los obreros o suprimir sus conquistas. Lejos nuestro ánimo de rozar dichos aspectos. Pero hay que vivir en consonancia con el mundo y con la modernidad. Porque en definitiva si no nos aggiornamos, un día vendrán los robots y dirigirán hasta los mínimos detalles.

El erudito en estos temas, columnista de nuestra revista EN OBRA, Juan Manuel Rodríguez, siempre cita el caso de los sindicatos alemanes. Éstos, seguramente los más fuertes en Europa, se han involucrado seriamente con el concepto de marras. Y lo hacen porque los perjudica? Tienen conciencia que si se oponen podrán demorar algún proceso y tal vez retrasar alguna pérdida de empleos, pero en realidad la única forma de resguardar las fuentes laborales es asumiendo que los cambios vinieron para quedarse y hay que sumarse a ellos.  Oponerse hoy…es una victoria a lo Pirro. Es mejor, reaccionar de entrada.

Y el sindicato por qué participa? El nuevo régimen en Alemania les da más libertad a sus afiliados. Hay quienes tienen interés en trabajar menos horas por día y otros prefieren mayor carga horaria y tener más días libres. En fin.

Habrá que ver si se puede extrapolar estrictamente lo dicho a nuestra industria que es muy particular, lo que sí está claro que la rigidez actual debe modificarse (en consenso con el Sunca, va de suyo, nadie piensa en obviarlo).

Claro, el debate que se viene instalando se encuentra teñido muchas veces de concepciones políticas e ideológicas y frecuentemente se utilizan términos peyorativos y descalificadores, sacando la discusión de su verdadero contexto.

La cuestión a debatir, llámese flexibilidad, adaptabilidad, desregulación, etc…, se centra en el análisis de si la disciplina laboral tal como ha sido formulada inicialmente (comienzos del siglo XX), es apta para regular las relaciones laborales en el siglo XXI o si por el contrario, requiere ajustes y modificaciones que signifiquen beneficios para los trabajadores, para los empresarios y que derrame positivamente en toda la sociedad.

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Varios autores entienden a la flexibilidad como la capacidad de una empresa de, ajustar el nivel y el calendario de los insumos de trabajo a los cambios de la demanda, modificar el nivel salarial según la productividad (nos atañe directamente) y en emplear a los trabajadores en tareas que atiendan las variaciones de la demanda. Es decir, aventar las rigideces con que hoy nos movemos.

Se habla de flexibilidad interna cuando se modifican horarios de trabajo y los descansos, sobre la remuneración, sobre movilidades de lugares de trabajo o funcional.

También se habla de flexibilidad externa, que afecta al contrato de trabajo en sentido estricto, modificando las formas de contratación o las de extinción del contrato. Se flexibiliza el ingreso a la relación laboral, dándole libertad al empleador  facilitando las contrataciones distintas del contrato por tiempo indefinido (trabajo a plazo, se da en nuestra industria, trabajo a prueba, también se da, trabajo eventual, zafral, temporal, por obra determinada, etc…).

Hay que facilitar el despido, sea ampliando las causas de justificación del mismo o disminuyendo el monto de la indemnización.

Es decir y a cuenta de mayor cantidad, hay que motivar al empresario a que es sano contratar gente y eso no devendrá en problemas nimios y no como sucede en la actualidad, que se estigmatiza la contratación de gente porque la experiencia indica que el relacionamiento crea muchos sinsabores. Algo que debe ser impensado.

Es determinante incorporar este concepto en la normativa y en los usos y costumbres del trabajo.  A ellos apostamos y sobre todo en estos tiempos de nubarrones donde el desempleo viene aumentando.

Aníbal Durán

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