Pacto por la productividad

No lo estamos lanzando desde APPCU, sino que quien lo promueve es el CAF – Banco de desarrollo de América Latina-.

En las últimas décadas se han producido varios pactos, entendidos éstos como consensos políticos, en Latinoamérica. Por ejemplo, en la década del 90 atestiguamos los benéficos resultados del  pacto por la estabilidad macroeconómica y la integración comercial; y en los primeros años del siglo 21, aprovechando los excedentes del ciclo expansivo mundial de las materias primas, observamos un pacto por la inclusión.

Sin embargo, el regreso a los precios bajos de las materias primas en el mercado internacional puso en evidencia la necesidad de redoblar esfuerzos para promover un aumento sostenido en la productividad, como camino ineludible para lograr un crecimiento económico continuo, que nos permita alcanzar el nivel de bienestar de las naciones más desarrolladas.

Así el CAF está promoviendo un pacto por la productividad. Aparentemente la labor del organismo internacional refiere a operaciones de crédito a favor de los gobiernos, empresas privadas e instituciones financieras, así como en asistencia técnica y generación de conocimiento.

Aquí en nuestro país creo que fue el Ec. Juan Manuel Rodríguez y en lo personal y desde APPCU nos hicimos eco, referíamos  a crear un Instituto de la Productividad, que pudiera coordinar con la debida profesionalidad todo lo atinente al tema.

No dejo de recordar que el MTSS años atrás pero en este gobierno, organizó reuniones referidas a productividad,  donde empresas narraban sus buenas experiencias sobre el tema de marras.

Creo que se produjeron solo dos encuentros y luego se desvaneció.

Aquí en APPCU tenemos ejemplos de empresas con buena productividad, nos lo cuentan, pero la generalidad muestra que hay mucho camino por recorrer para lograr estar a la altura de países que crecen.

El punto de partida para mejorar la productividad es contar con un diagnóstico claro (de allí la propuesta de crear el Instituto…). Asimismo un reporte de la CAF provee evidencia que el rezago productivo de América Latina se debe principalmente, a una muy baja productividad de todos los sectores que conforman sus economías, más que a una concentración de recursos en sectores de baja productividad. A su vez, esta baja productividad generalizada obedece a factores institucionales que moldean las políticas y regulaciones que afectan transversalmente el entorno productivo de las empresas, más allá del sector donde éstas operan.

Al entrar en el ámbito laboral, el reporte documenta algunos patrones de asignación de la fuerza de trabajo que atentan contra la productividad;  específicamente, la existencia de una importante brecha de género, un mal emparejamiento entre las habilidades de los trabajadores y sus tareas y especialmente, una enorme concentración de la fuerza de trabajo en empleos informales de baja  productividad.

Ciertas políticas y regulaciones laborales que buscan objetivos loables, tales como la protección al empleo, las instituciones de fijación de salarios y las políticas de impuestos y contribuciones asociados con el empleo formal, pueden tener impactos negativos sobre la productividad.

Finalmente (aunque el tema recién comienza), para lograr ganancias considerables de productividad se requiere una adecuación del entramado institucional que se traduzca en un mejor entorno productivo, que incentive más innovación y más eficiencia en la asignación de recursos. Son vitales los consensos políticos y que este tema PERENTORIAMENTE esté en la agenda de los candidatos. Habrá más (tiene que haber más)…para este boletín.

Aníbal Durán

Comentarios

Pacto por la productividad

No lo estamos lanzando desde APPCU, sino que quien lo promueve es el CAF – Banco de desarrollo de América Latina-.

En las últimas décadas se han producido varios pactos, entendidos éstos como consensos políticos, en Latinoamérica. Por ejemplo, en la década del 90 atestiguamos los benéficos resultados del  pacto por la estabilidad macroeconómica y la integración comercial; y en los primeros años del siglo 21, aprovechando los excedentes del ciclo expansivo mundial de las materias primas, observamos un pacto por la inclusión.

Sin embargo, el regreso a los precios bajos de las materias primas en el mercado internacional puso en evidencia la necesidad de redoblar esfuerzos para promover un aumento sostenido en la productividad, como camino ineludible para lograr un crecimiento económico continuo, que nos permita alcanzar el nivel de bienestar de las naciones más desarrolladas.

Así el CAF está promoviendo un pacto por la productividad. Aparentemente la labor del organismo internacional refiere a operaciones de crédito a favor de los gobiernos, empresas privadas e instituciones financieras, así como en asistencia técnica y generación de conocimiento.

Aquí en nuestro país creo que fue el Ec. Juan Manuel Rodríguez y en lo personal y desde APPCU nos hicimos eco, referíamos  a crear un Instituto de la Productividad, que pudiera coordinar con la debida profesionalidad todo lo atinente al tema.

No dejo de recordar que el MTSS años atrás pero en este gobierno, organizó reuniones referidas a productividad,  donde empresas narraban sus buenas experiencias sobre el tema de marras.

Creo que se produjeron solo dos encuentros y luego se desvaneció.

Aquí en APPCU tenemos ejemplos de empresas con buena productividad, nos lo cuentan, pero la generalidad muestra que hay mucho camino por recorrer para lograr estar a la altura de países que crecen.

El punto de partida para mejorar la productividad es contar con un diagnóstico claro (de allí la propuesta de crear el Instituto…). Asimismo un reporte de la CAF provee evidencia que el rezago productivo de América Latina se debe principalmente, a una muy baja productividad de todos los sectores que conforman sus economías, más que a una concentración de recursos en sectores de baja productividad. A su vez, esta baja productividad generalizada obedece a factores institucionales que moldean las políticas y regulaciones que afectan transversalmente el entorno productivo de las empresas, más allá del sector donde éstas operan.

Al entrar en el ámbito laboral, el reporte documenta algunos patrones de asignación de la fuerza de trabajo que atentan contra la productividad;  específicamente, la existencia de una importante brecha de género, un mal emparejamiento entre las habilidades de los trabajadores y sus tareas y especialmente, una enorme concentración de la fuerza de trabajo en empleos informales de baja  productividad.

Ciertas políticas y regulaciones laborales que buscan objetivos loables, tales como la protección al empleo, las instituciones de fijación de salarios y las políticas de impuestos y contribuciones asociados con el empleo formal, pueden tener impactos negativos sobre la productividad.

Finalmente (aunque el tema recién comienza), para lograr ganancias considerables de productividad se requiere una adecuación del entramado institucional que se traduzca en un mejor entorno productivo, que incentive más innovación y más eficiencia en la asignación de recursos. Son vitales los consensos políticos y que este tema PERENTORIAMENTE esté en la agenda de los candidatos. Habrá más (tiene que haber más)…para este boletín.

Aníbal Durán

Comentarios
Scroll to top