Está claro que ciertos alimentos nos protegen contra enfermedades. ¿Pero sabes qué alimentos contaminan más que otros?
Desde el punto de vista nutricional, una dieta equilibrada, presenta múltiples beneficios para nuestra salud, ya que ayuda a mitigar y reducir el impacto negativo de diversas enfermedades.
El beneficio personal también puede extenderse al bien colectivo y contribuir al cuidado del planeta cuando consumimos productos respetuosos con el medio ambiente, ya que se debe tener en cuenta que la producción y consumo de alimentos conlleva un gran impacto ambiental.
Cómo elegir los alimentos más sostenibles
Una vez definida la dieta adecuada a nuestro estilo de vida, edad y estado de salud, disponemos de una gran variedad de alimentos con funcionalidades y propiedades nutricionales similares.
Llega entonces el momento de introducir cinco reglas básicas y fáciles de incorporar en nuestro consumo diario que, en términos generales, permitan garantizar una minimización del impacto ambiental de los alimentos a consumir.
Como hace ya más de 15 años publicitaba una gran cadena de distribución alimentaria francesa: Moins de transport, moins de CO₂ (Menos transporte, menos CO₂).
Bajo esta premisa ha surgido el apelativo de concienciación de Km 0, que consiste en identificar los alimentos producidos en un radio de 100 km al punto de consumo, siendo así una llamada a potenciar el producto local.
Los envases pueden poseer una alta intensificación de material (sobreenvasados) y energética (consumo de combustibles fósiles en su fabricación).
Orientar la compra a productos con envase mínimo y biodegradable es siempre una buena opción ambiental.
También te puede interesar: Niños: ¿Por qué es importante incluir actividad física en su día a día?
Está asociada a cada estación del año y región del planeta, acorde a los ciclos naturales de producción.
La coordinación entre las condiciones climáticas y los sistemas de producción suponen una reducción notable de la huella de carbono e hídrica.
Pueden certificar y garantizar que se alcanzan diversos criterios ecológicos, lo que a su vez permite potenciar y fomentar la incorporación de dichas estrategias en el marketing.
Esta quinta y última regla depende exclusivamente del consumidor.
Basta pensar en la cantidad de materia y energía necesaria para que los alimentos lleguen a nuestras casas, para que lamentablemente no sean consumidos y, por tanto, se conviertan directamente en residuos.
Una mayor concienciación en este aspecto ayudaría a reducir el actual desperdicio medio en nuestros hogares.
Es el momento de convertirnos en parte activa con el compromiso medioambiental del planeta, cada uno de nosotros podemos aportar nuestro grano de arena.
Fuente: El Nacional, Venezuela
Está claro que ciertos alimentos nos protegen contra enfermedades. ¿Pero sabes qué alimentos contaminan más que otros?
Desde el punto de vista nutricional, una dieta equilibrada, presenta múltiples beneficios para nuestra salud, ya que ayuda a mitigar y reducir el impacto negativo de diversas enfermedades.
El beneficio personal también puede extenderse al bien colectivo y contribuir al cuidado del planeta cuando consumimos productos respetuosos con el medio ambiente, ya que se debe tener en cuenta que la producción y consumo de alimentos conlleva un gran impacto ambiental.
Cómo elegir los alimentos más sostenibles
Una vez definida la dieta adecuada a nuestro estilo de vida, edad y estado de salud, disponemos de una gran variedad de alimentos con funcionalidades y propiedades nutricionales similares.
Llega entonces el momento de introducir cinco reglas básicas y fáciles de incorporar en nuestro consumo diario que, en términos generales, permitan garantizar una minimización del impacto ambiental de los alimentos a consumir.
Como hace ya más de 15 años publicitaba una gran cadena de distribución alimentaria francesa: Moins de transport, moins de CO₂ (Menos transporte, menos CO₂).
Bajo esta premisa ha surgido el apelativo de concienciación de Km 0, que consiste en identificar los alimentos producidos en un radio de 100 km al punto de consumo, siendo así una llamada a potenciar el producto local.
Los envases pueden poseer una alta intensificación de material (sobreenvasados) y energética (consumo de combustibles fósiles en su fabricación).
Orientar la compra a productos con envase mínimo y biodegradable es siempre una buena opción ambiental.
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Está asociada a cada estación del año y región del planeta, acorde a los ciclos naturales de producción.
La coordinación entre las condiciones climáticas y los sistemas de producción suponen una reducción notable de la huella de carbono e hídrica.
Pueden certificar y garantizar que se alcanzan diversos criterios ecológicos, lo que a su vez permite potenciar y fomentar la incorporación de dichas estrategias en el marketing.
Esta quinta y última regla depende exclusivamente del consumidor.
Basta pensar en la cantidad de materia y energía necesaria para que los alimentos lleguen a nuestras casas, para que lamentablemente no sean consumidos y, por tanto, se conviertan directamente en residuos.
Una mayor concienciación en este aspecto ayudaría a reducir el actual desperdicio medio en nuestros hogares.
Es el momento de convertirnos en parte activa con el compromiso medioambiental del planeta, cada uno de nosotros podemos aportar nuestro grano de arena.
Fuente: El Nacional, Venezuela