Nuestro top 5 de las mejores playas de Uruguay

Vivir en un balneario puede cambiar radicalmente tu forma de ver la vida y la manera de relacionarte con el entorno y la comunidad.

1. Cabo Polonio. Sin duda, el mejor ejemplo de la desconexión urbana. Esta playa pertenece al Parque Nacional de Cabo Polonio, una zona natural protegida contra la acción humana. Tanto es así que, para llegar a la playa. Pequeñas casitas, zonas de relax y hermosas playas salpican este lugar en el que no existe la luz eléctrica, el gas ni el agua corriente. Experimentar la naturaleza en estado puro no tiene precio, ni mucho menos dormir bajo el manto de estrellas perfectamente visible.

2. Piriápolis. Es una de la más familiares playas uruguayas. Tiene una intensa vida comercial y de entretenimiento nocturno, que hace las delicias de aquellos viajeros más activos y urbanitas. Construida durante la Belle Époque –lo que le ha conferido una única, preciosa y cuidada estética-, Piriápolis ofrece nada más y nada menos que 25 kilómetros de costa, destacando las bahías de blanca arena y agua impecable. Diversos puertos rocosos permiten practicar la pesca deportiva de diferentes especies marinas.

3. José Ignacio. Bohemia y chic, esta playa permite disfrutar de un paisaje agreste y natural sin renunciar a las comodidades de establecimientos hoteleros boutique, de lujo, gran oferta de restaurantes e, incluso, galerías de arte. El Faro, desde donde se abre la inmensa panorámica atlántica, separa la zona en dos playas: La Mansa, imán para los más bellos atardeceres, y La Brava, cuyo carácter atrae a infinidad de surferos de todo el mundo. Los amantes de la naturaleza encontrarán aquí una joya para recorrer, ya que disponen, por ejemplo, de las lagunas Garzón y José Ignacio, ideales para el avistamiento de aves, así como de muchísima riqueza ecológica.

También te puede interesar: Ventajas de vivir todo el año en un balneario

4. Punta del Este. Epicentro de la buena vida, del glamour, y jet set internacional, la costa de esta ciudad ofrece sol, arena blanca, bosques y aguas claras. Desde zonas destinadas a la práctica del nudismo hasta aquellas más reservadas para el desenfreno juvenil, pasando por las fabulosas vistas del icónico Casapueblo (hotel y museo atelier realizado por el escultor uruguayo Carlos Páez Vilaró) y la inigualable Isla de Lobos, donde se encuentra la mayor reserva de lobos marinos de Latinoamérica. ‘La perla del Uruguay’, tal y como se denomina, permite a los viajeros experimentar la faceta más sofisticada del país, una sofisticación cargada de naturaleza y cultura.

5. La Pedrera. Los amantes de los atardeceres y de la vida contemplativa encontrarán en este pueblo su alma gemela. La arena se entremezcla entre las rocas de su litoral, y el acantilado se convierte en el perfecto mirador de días y noches. Estas piedras, que dan nombre a la localidad, separan las dos playas: El Desplayado, cuya mar serena es ideal para familias con niños, y El Barco, más brava y en cuya extensión los visitantes descubrirán los restos del Cathay, navío chino que naufragó en los años setenta, además de olas realmente tentadoras para los surfistas. Asimismo, desde el invierno a la primavera austral se pueden divisar las migraciones de las ballenas francas.

Fuente: Alda Propiedades

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Nuestro top 5 de las mejores playas de Uruguay

Vivir en un balneario puede cambiar radicalmente tu forma de ver la vida y la manera de relacionarte con el entorno y la comunidad.

1. Cabo Polonio. Sin duda, el mejor ejemplo de la desconexión urbana. Esta playa pertenece al Parque Nacional de Cabo Polonio, una zona natural protegida contra la acción humana. Tanto es así que, para llegar a la playa. Pequeñas casitas, zonas de relax y hermosas playas salpican este lugar en el que no existe la luz eléctrica, el gas ni el agua corriente. Experimentar la naturaleza en estado puro no tiene precio, ni mucho menos dormir bajo el manto de estrellas perfectamente visible.

2. Piriápolis. Es una de la más familiares playas uruguayas. Tiene una intensa vida comercial y de entretenimiento nocturno, que hace las delicias de aquellos viajeros más activos y urbanitas. Construida durante la Belle Époque –lo que le ha conferido una única, preciosa y cuidada estética-, Piriápolis ofrece nada más y nada menos que 25 kilómetros de costa, destacando las bahías de blanca arena y agua impecable. Diversos puertos rocosos permiten practicar la pesca deportiva de diferentes especies marinas.

3. José Ignacio. Bohemia y chic, esta playa permite disfrutar de un paisaje agreste y natural sin renunciar a las comodidades de establecimientos hoteleros boutique, de lujo, gran oferta de restaurantes e, incluso, galerías de arte. El Faro, desde donde se abre la inmensa panorámica atlántica, separa la zona en dos playas: La Mansa, imán para los más bellos atardeceres, y La Brava, cuyo carácter atrae a infinidad de surferos de todo el mundo. Los amantes de la naturaleza encontrarán aquí una joya para recorrer, ya que disponen, por ejemplo, de las lagunas Garzón y José Ignacio, ideales para el avistamiento de aves, así como de muchísima riqueza ecológica.

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4. Punta del Este. Epicentro de la buena vida, del glamour, y jet set internacional, la costa de esta ciudad ofrece sol, arena blanca, bosques y aguas claras. Desde zonas destinadas a la práctica del nudismo hasta aquellas más reservadas para el desenfreno juvenil, pasando por las fabulosas vistas del icónico Casapueblo (hotel y museo atelier realizado por el escultor uruguayo Carlos Páez Vilaró) y la inigualable Isla de Lobos, donde se encuentra la mayor reserva de lobos marinos de Latinoamérica. ‘La perla del Uruguay’, tal y como se denomina, permite a los viajeros experimentar la faceta más sofisticada del país, una sofisticación cargada de naturaleza y cultura.

5. La Pedrera. Los amantes de los atardeceres y de la vida contemplativa encontrarán en este pueblo su alma gemela. La arena se entremezcla entre las rocas de su litoral, y el acantilado se convierte en el perfecto mirador de días y noches. Estas piedras, que dan nombre a la localidad, separan las dos playas: El Desplayado, cuya mar serena es ideal para familias con niños, y El Barco, más brava y en cuya extensión los visitantes descubrirán los restos del Cathay, navío chino que naufragó en los años setenta, además de olas realmente tentadoras para los surfistas. Asimismo, desde el invierno a la primavera austral se pueden divisar las migraciones de las ballenas francas.

Fuente: Alda Propiedades

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