Con la nueva estación, cambian los colores del jardín y también, las necesidades del vasto universo vegetal.

La ansiedad, la tristeza y la soledad fácilmente pueden generar una espiral de negatividad de la que es difícil salirse, y esto se debe a que el estrés crónico cambia el cerebro.

Puertas adentro, las plantas se comportan de manera distinta que en su ambiente natural y requieren de nutrientes que, al no poder obtenerlos por completo de su hábitat, sí o sí dependen de que lo hagan los dueños de casa.

Existe una nueva normalidad la cual vino para quedarse, y si bien este año se estimula a la presencialidad total, pese a la pandemia, tenemos que estar atentos para adecuarnos a posibles tareas virtuales para nuestros hijos en el hogar.