Limpieza de verano: guía práctica para deshacerte de las cosas que no necesitas y ganar espacio

En verano, entre vacaciones, puentes y jornadas laborales intensivas, solemos tener el tiempo del que carecemos el resto del año. Por eso es importante aprovechar esta época del año para darle una vuelta a la casa y obtener más espacio, deshaciéndote de lo que no te guste o ya no necesites.

Y es que nuestra casa es nuestro refugio y en ella guardamos nuestros recuerdos personales y familiares. Forman parte de la decoración y de nuestro entorno.

A veces estamos tan acostumbrados a tenerlos que no nos damos cuenta, o nos cuesta afrontar, que ya no los queremos o no les damos uso. Una revisión lógica te ayudará a valorar y conservar lo que de verdad quieres, consiguiendo al mismo tiempo más espacio.

Habitación por habitación. Tanto si vives en un monoambiente como si tu casa tiene varias plantas, el proceso es el mismo. Ir espacio por espacio o rincón por rincón. Dirás, con razón, que esto lo haces cada vez que limpiás, pero el objetivo es que no sea igual. Para ello, debes activar la mirada crítica, como si en ese espacio viviera otra persona o como si tu casa hubiera sido elegida por una revista de decoración y estuviera a punto de llegar el fotógrafo. ¿A que no es lo mismo acomodar para uno que para una revisión exterior?

La mirada crítica. Cuando la actives empezarás a ver lo que no ves todos los días. Porque nos acostumbramos a nuestras cosas, incluso a las que no nos gustan o no llegamos a situar definitivamente. ¿No te ha pasado que has comprado unos marcos para enmarcar algo, pero el día que te pones no lo acabas y ahí se quedaron apoyados en un rincón? A la espera de la decisión de enmarcar, imprimir, colgar o devolverlos pueden pasar semanas o meses; al poco tiempo dejas de verlos y pasan a formar parte del paisaje habitual.

Las preguntas lógicas. Con la mirada crítica activada, te encontrarás con objetos peregrinos de todo tipo. Y este es el momento de hacerse preguntas lógicas que te ayuden a evaluar si eso que lleva apoyado en la pared debe permanecer ahí o si sólo es una cosa más que mover para limpiar o para llegar a lo que está detrás.

¿Necesito esto? Tenemos cosas para cubrir necesidades y funciones. En principio, todo lo que hay en casa debería trabajar en algo para nosotros o ayudarnos a estar más cómodos. Salvo excepciones, como la ropa o el menaje básico, se supone que sólo necesitamos un ejemplar de cada. Pero no siempre es así. Y además está el tema de lo que guardamos aunque no lo necesitemos o de los “por si acaso”. Pero… hablemos de los recuerdos.

¿Me gusta? Los objetos que guardamos, aunque no tengan una función (ni siquiera decorativa), suelen ser recuerdos de personas, situaciones o circunstancias de nuestro pasado. Están ahí como evidencias materiales y representan algo que no queremos olvidar. Se supone que son especiales, o que nuestra carga emocional los convierte en especiales; porque a veces una simple postal, una piedra o una lámpara son mucho más que eso.

El valor de los recuerdos en el tiempo. Estaremos de acuerdo con que una vajilla será más valiosa cuanto más tiempo tenga. Y lo mismo pasa con muchos otros objetos que mantenemos sólo porque son antiguos. Pero si no la utilizamos,  puede que sea el momento de venderla o regalársela a alguien que disfrute teniéndola.

Los recuerdos por compromiso. Los regalos de boda que nunca salieron de sus cajas, los de navidad que nos dio vergüenza cambiar, ese cactus que nos trajo la suegra, el mantel que tu madre compró para ella pero se equivocó con la medida… No estaría de más entrenarnos para decir “No, gracias”. No somos malas personas por deshacernos de lo que nos molesta, no nos gusta o nos sobra. Podemos incluso buscarles otro hogar en el que serán más apreciados. Una foto y el whatsapp son un método rápido para ofrecerlos. Y si nadie de nuestro entorno los necesita, siempre podemos venderlos o donarlos. Lo importante es no quedarnos anclados en compromisos innecesarios.

old vintage radio with shelf on the wooden cabinet

Y, ¿cómo lo hago?

Recuerdos del pasado

No son el pasado, ni nos permiten volver a vivirlo. Si algo nos retrotrae a una ocasión especial que nos resulta agradable recordar, bienvenido. Pero si guardamos cosas de un pasado idealizado con la consigna de intentar volver a esa circunstancia, evalúa cuánto de recuerdo y cuánto de tortura hay en ese objeto

Los papeles

De todo tipo. Libros que no volveremos a leer o que no tuvimos tiempo de empezar. Apuntes del máster, facturas, manuales de electrodomésticos… Todos los días traemos a casa mucho más papel del que sale. Puede que en las estanterías hasta tengas aún guías de teléfono, agendas de hace décadas, manuales de la primera versión de Photoshop… ¿es necesario?

Otras cosas

Esos objetos que no usamos, que no son regalos ni pertenecieron a alguien especial, que no nos gustan y ocupan sitio e incluso los mudamos de casa en casa sin pensar fríamente cuánto nos cuesta seguir conservándolos… Haz un ejercicio de sinceridad y desecha sin piedad. ¡Sólo son cosas! Y te mereces estar cómodo y tener más espacio día a día en tu casa.

 

Fuente: https://www.idealista.com

 

 

 

 

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Limpieza de verano: guía práctica para deshacerte de las cosas que no necesitas y ganar espacio

En verano, entre vacaciones, puentes y jornadas laborales intensivas, solemos tener el tiempo del que carecemos el resto del año. Por eso es importante aprovechar esta época del año para darle una vuelta a la casa y obtener más espacio, deshaciéndote de lo que no te guste o ya no necesites.

Y es que nuestra casa es nuestro refugio y en ella guardamos nuestros recuerdos personales y familiares. Forman parte de la decoración y de nuestro entorno.

A veces estamos tan acostumbrados a tenerlos que no nos damos cuenta, o nos cuesta afrontar, que ya no los queremos o no les damos uso. Una revisión lógica te ayudará a valorar y conservar lo que de verdad quieres, consiguiendo al mismo tiempo más espacio.

Habitación por habitación. Tanto si vives en un monoambiente como si tu casa tiene varias plantas, el proceso es el mismo. Ir espacio por espacio o rincón por rincón. Dirás, con razón, que esto lo haces cada vez que limpiás, pero el objetivo es que no sea igual. Para ello, debes activar la mirada crítica, como si en ese espacio viviera otra persona o como si tu casa hubiera sido elegida por una revista de decoración y estuviera a punto de llegar el fotógrafo. ¿A que no es lo mismo acomodar para uno que para una revisión exterior?

La mirada crítica. Cuando la actives empezarás a ver lo que no ves todos los días. Porque nos acostumbramos a nuestras cosas, incluso a las que no nos gustan o no llegamos a situar definitivamente. ¿No te ha pasado que has comprado unos marcos para enmarcar algo, pero el día que te pones no lo acabas y ahí se quedaron apoyados en un rincón? A la espera de la decisión de enmarcar, imprimir, colgar o devolverlos pueden pasar semanas o meses; al poco tiempo dejas de verlos y pasan a formar parte del paisaje habitual.

Las preguntas lógicas. Con la mirada crítica activada, te encontrarás con objetos peregrinos de todo tipo. Y este es el momento de hacerse preguntas lógicas que te ayuden a evaluar si eso que lleva apoyado en la pared debe permanecer ahí o si sólo es una cosa más que mover para limpiar o para llegar a lo que está detrás.

¿Necesito esto? Tenemos cosas para cubrir necesidades y funciones. En principio, todo lo que hay en casa debería trabajar en algo para nosotros o ayudarnos a estar más cómodos. Salvo excepciones, como la ropa o el menaje básico, se supone que sólo necesitamos un ejemplar de cada. Pero no siempre es así. Y además está el tema de lo que guardamos aunque no lo necesitemos o de los “por si acaso”. Pero… hablemos de los recuerdos.

¿Me gusta? Los objetos que guardamos, aunque no tengan una función (ni siquiera decorativa), suelen ser recuerdos de personas, situaciones o circunstancias de nuestro pasado. Están ahí como evidencias materiales y representan algo que no queremos olvidar. Se supone que son especiales, o que nuestra carga emocional los convierte en especiales; porque a veces una simple postal, una piedra o una lámpara son mucho más que eso.

El valor de los recuerdos en el tiempo. Estaremos de acuerdo con que una vajilla será más valiosa cuanto más tiempo tenga. Y lo mismo pasa con muchos otros objetos que mantenemos sólo porque son antiguos. Pero si no la utilizamos,  puede que sea el momento de venderla o regalársela a alguien que disfrute teniéndola.

Los recuerdos por compromiso. Los regalos de boda que nunca salieron de sus cajas, los de navidad que nos dio vergüenza cambiar, ese cactus que nos trajo la suegra, el mantel que tu madre compró para ella pero se equivocó con la medida… No estaría de más entrenarnos para decir “No, gracias”. No somos malas personas por deshacernos de lo que nos molesta, no nos gusta o nos sobra. Podemos incluso buscarles otro hogar en el que serán más apreciados. Una foto y el whatsapp son un método rápido para ofrecerlos. Y si nadie de nuestro entorno los necesita, siempre podemos venderlos o donarlos. Lo importante es no quedarnos anclados en compromisos innecesarios.

old vintage radio with shelf on the wooden cabinet

Y, ¿cómo lo hago?

Recuerdos del pasado

No son el pasado, ni nos permiten volver a vivirlo. Si algo nos retrotrae a una ocasión especial que nos resulta agradable recordar, bienvenido. Pero si guardamos cosas de un pasado idealizado con la consigna de intentar volver a esa circunstancia, evalúa cuánto de recuerdo y cuánto de tortura hay en ese objeto

Los papeles

De todo tipo. Libros que no volveremos a leer o que no tuvimos tiempo de empezar. Apuntes del máster, facturas, manuales de electrodomésticos… Todos los días traemos a casa mucho más papel del que sale. Puede que en las estanterías hasta tengas aún guías de teléfono, agendas de hace décadas, manuales de la primera versión de Photoshop… ¿es necesario?

Otras cosas

Esos objetos que no usamos, que no son regalos ni pertenecieron a alguien especial, que no nos gustan y ocupan sitio e incluso los mudamos de casa en casa sin pensar fríamente cuánto nos cuesta seguir conservándolos… Haz un ejercicio de sinceridad y desecha sin piedad. ¡Sólo son cosas! Y te mereces estar cómodo y tener más espacio día a día en tu casa.

 

Fuente: https://www.idealista.com

 

 

 

 

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