Vivienda, bien social

Tozudamente algunos programas de gobierno e incluso actores políticos, tildan que la actual vivienda promovida, fue mal llamada vivienda de interés social. Y parecería que fundan su apreciación en que no abarca a los deciles más bajos de la sociedad. Craso error.

APPCU tuvo mucho que ver con el tema, desde que estamos en la génesis de la idea, con el aporte invalorable del recordado Julio Villamide. Y precisamente el documento que resumía nuestras aspiraciones, le fue entregado por el entonces presidente de APPCU, Arq.  Ariel Cagnoli, año 2010, al entonces Presidente electo de la República, José Mujica en mano, quien luego se movió diligentemente para que a finales del 2011 se convirtiera en ley, con el apoyo de todos los partidos políticos.

Y la idea primigenia y así consta en actas y en la exposición de  motivos, fue abarcar a la clase media y media baja (la que cubría mayormente el Banco Hipotecario del Uruguay), con una serie de exoneraciones fiscales que posibilitaran que el promotor fuera a construir a lugares impensados anteriormente.

Sabido es que el promotor no puede abarcar los estratos más bajos de la población, que ese espectro es resorte del Estado. Por supuesto que con la debida ayuda estatal, en subsidios y ayudas de similar tenor, podría considerarse.

Te puede interesar también: Decaimiento y revisión

Incluso APPCU ha propuesto crear una categoría de deciles más bajos, con algunas condicionantes, como por ejemplo:  rever mínimos habitacionales y exigencias constructivas, sin desatender condiciones de habitabilidad, seguridad e higiene. Es decir, vivienda digna.

Obviamente mantener el régimen de exoneraciones fiscales, aumentando el plazo a 20 años.

Eliminar restricciones tipológicas para que los proyectos sean coherentes con la demanda, como por ejemplo enfatizar en unidades de un dormitorio e incluso no descartar, un ambiente.

Los gobiernos departamentales deberían colaborar, exonerando la contribución inmobiliaria por 10 años (esa es nuestra propuesta).

Además también hemos leído en algún programa de gobierno, que la vivienda de interés social tuvo ….”escasos logros” y que eso explica el déficit habitacional, entre otras razones. Se han construido miles de viviendas de interés social, que han dado trabajo a más de 10.000 obreros en forma directa, se han poblado barrios desiertos, aprovechando la infraestructura allí presente, se ha logrado diversificar la oferta en forma por demás oportuna, ya que en su momento la franja costera (2011), daba muestras de saturación y pruebas al canto fueron varios los promotores que se volcaron a esta idea y que hoy continúan en dicha senda.  Decir que este plan tuvo poco éxito es ignorar absolutamente la realidad.

Sin perjuicio de todo lo que ha beneficiado al Estado y a sus arcas, ya que las exoneraciones que por un lado existían, se han suplido con creces con muchos miles de metros cuadrados de construcción que han significado aportes al BPS y además , al margen del promotor, todos los demás actores involucrados pagan rigurosamente los tributos que competen.

Coincido plenamente con nuestro ex presidente Ariel Cagnoli cuando manifiesta que esta vivienda, con sus características es un bien social, cuando la propia Constitución prescribe que la vivienda es de interés constitucional, ergo el sector que se apuntó originariamente, en clases media y media baja, cumplía con creces una finalidad eminentemente social.

Es de esperar que en el futuro, se incentive este programa, se quiten obstáculos innecesarios como decretos que topean precios de ventas y alquileres, se desregule lo que sea pertinente, se haga una mirada más en consonancia con la realidad, como aumentar el porcentaje de unidades de un dormitorio y se evalúe considerar esa nueva categoría propuesta por la gremial para deciles más bajos.

Los candidatos nos encontrarán con la mejor buena voluntad, para aportar, intercambiar ideas y recibir críticas constructivas. La vivienda no debería ser un tema baladí, no solamente para estratos bajos, sino también para clases sociales media y media alta, donde también hemos planteado propuestas.

Con buena fe, las asperezas se liman y los consensos arriban…

Aníbal Durán

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Vivienda, bien social

Tozudamente algunos programas de gobierno e incluso actores políticos, tildan que la actual vivienda promovida, fue mal llamada vivienda de interés social. Y parecería que fundan su apreciación en que no abarca a los deciles más bajos de la sociedad. Craso error.

APPCU tuvo mucho que ver con el tema, desde que estamos en la génesis de la idea, con el aporte invalorable del recordado Julio Villamide. Y precisamente el documento que resumía nuestras aspiraciones, le fue entregado por el entonces presidente de APPCU, Arq.  Ariel Cagnoli, año 2010, al entonces Presidente electo de la República, José Mujica en mano, quien luego se movió diligentemente para que a finales del 2011 se convirtiera en ley, con el apoyo de todos los partidos políticos.

Y la idea primigenia y así consta en actas y en la exposición de  motivos, fue abarcar a la clase media y media baja (la que cubría mayormente el Banco Hipotecario del Uruguay), con una serie de exoneraciones fiscales que posibilitaran que el promotor fuera a construir a lugares impensados anteriormente.

Sabido es que el promotor no puede abarcar los estratos más bajos de la población, que ese espectro es resorte del Estado. Por supuesto que con la debida ayuda estatal, en subsidios y ayudas de similar tenor, podría considerarse.

Te puede interesar también: Decaimiento y revisión

Incluso APPCU ha propuesto crear una categoría de deciles más bajos, con algunas condicionantes, como por ejemplo:  rever mínimos habitacionales y exigencias constructivas, sin desatender condiciones de habitabilidad, seguridad e higiene. Es decir, vivienda digna.

Obviamente mantener el régimen de exoneraciones fiscales, aumentando el plazo a 20 años.

Eliminar restricciones tipológicas para que los proyectos sean coherentes con la demanda, como por ejemplo enfatizar en unidades de un dormitorio e incluso no descartar, un ambiente.

Los gobiernos departamentales deberían colaborar, exonerando la contribución inmobiliaria por 10 años (esa es nuestra propuesta).

Además también hemos leído en algún programa de gobierno, que la vivienda de interés social tuvo ….”escasos logros” y que eso explica el déficit habitacional, entre otras razones. Se han construido miles de viviendas de interés social, que han dado trabajo a más de 10.000 obreros en forma directa, se han poblado barrios desiertos, aprovechando la infraestructura allí presente, se ha logrado diversificar la oferta en forma por demás oportuna, ya que en su momento la franja costera (2011), daba muestras de saturación y pruebas al canto fueron varios los promotores que se volcaron a esta idea y que hoy continúan en dicha senda.  Decir que este plan tuvo poco éxito es ignorar absolutamente la realidad.

Sin perjuicio de todo lo que ha beneficiado al Estado y a sus arcas, ya que las exoneraciones que por un lado existían, se han suplido con creces con muchos miles de metros cuadrados de construcción que han significado aportes al BPS y además , al margen del promotor, todos los demás actores involucrados pagan rigurosamente los tributos que competen.

Coincido plenamente con nuestro ex presidente Ariel Cagnoli cuando manifiesta que esta vivienda, con sus características es un bien social, cuando la propia Constitución prescribe que la vivienda es de interés constitucional, ergo el sector que se apuntó originariamente, en clases media y media baja, cumplía con creces una finalidad eminentemente social.

Es de esperar que en el futuro, se incentive este programa, se quiten obstáculos innecesarios como decretos que topean precios de ventas y alquileres, se desregule lo que sea pertinente, se haga una mirada más en consonancia con la realidad, como aumentar el porcentaje de unidades de un dormitorio y se evalúe considerar esa nueva categoría propuesta por la gremial para deciles más bajos.

Los candidatos nos encontrarán con la mejor buena voluntad, para aportar, intercambiar ideas y recibir críticas constructivas. La vivienda no debería ser un tema baladí, no solamente para estratos bajos, sino también para clases sociales media y media alta, donde también hemos planteado propuestas.

Con buena fe, las asperezas se liman y los consensos arriban…

Aníbal Durán

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