Le fustigan al Presidente Macri que aplicó políticas de gradualismo, cuando lo que necesitaba Argentina eran políticas de shock.

Ahora algunos precandidatos abogan por lo mismo, en algunos temas.

Un interesante informe que publicó EL PAIS el pasado sábado 25 de mayo, realizado por el CEEIC ( Centro de Estudios Económicas de la Industria de la Construcción), determina lo que viene sucediendo, de acuerdo a como se intitula la nota.

Esta feliz idea de la CCU, hizo que viera la luz este Instituto (al CEEIC nos referimos)  que actúa en forma independiente, donde nuestra gremial tiene allí a su representante.

El  CEEIC accedió a datos del Banco de Seguros del Estado, algo que lucía impensable, ya que más de una vez desde APPCU lo intentamos y solo logramos evasivas. Queríamos certeza en los datos para de allí sacar conclusiones atinadas.

Con los datos del BSE, el CEEIC elaboró dos indicadores: un índice de incidencia que mide la cantidad de accidentes en el sector por cada 1000 obreros y un índice de frecuencia que da cuenta de la cantidad de accidentes por millón de horas trabajadas. El trabajo contiene información desde enero 2014.

Se consideró solamente a los contribuyentes que cotizan por el aporte unificado de la construcción (es decir, 70% de los trabajadores formales del sector y el 85% de los accidentes asociados a la construcción entre 2014 y 2017)

Entre estos años, el BSE nos dice que se sucedieron 140.000 siniestros, de esos, 17.166 (12% del total), corresponden a nuestro sector.

De los 17.166, el 87% corresponde a accidentes de trabajadores cotizantes, totalizando 14.962 en los cuatro años analizados.

Agrega el informe que en valores absolutos, hay una merma de casi 50% de los accidentes en nuestro sector entre 2014 y 2017. Claro, no se puede soslayar que esa etapa coincidió con la disminución de trabajadores en el sector, donde pasamos de 73.000 a tener 45.000 (no recuerdo exactamente cuántos había en el 2017, pero la cifra tendía a bajar).

Hecha esta salvedad, el CEEIC constató que en el 2014 se registró un promedio de 6.9 accidentes  cada 1000 trabajadores, disminuyendo hasta 4.9 accidentes por 1.000 trabajadores en 2017.

El otro aspecto de la cuestión, el índice de frecuencia que incorpora la cantidad de horas trabajadas a la medición, arroja resultados que van en línea con lo mencionado.

Los accidentes por millón de horas trabajadas se redujeron de 54 por millón de horas a diciembre 2014 a 40 por millón de horas a diciembre 2017.  Concluye que la frecuencia de la siniestralidad se redujo 26% en el período analizado.

Moraleja: se redujo la siniestralidad. La información determina que no se pueden extraer conclusiones de las causas de esta caída. Al margen del descenso del número de obreros, hay argumentos que sí hay que agregar. En primer  lugar se instaló en el sector una cultura de seguridad, que no existía y en ella todos los actores estamos comprometidos.

Pero yendo a nuestra gremial,  desde el año 93 hemos creado un grupo de trabajo a cargo de Angel Dobrich, vinculado a la seguridad en obra y dicho esfuerzo se ha sostenido a lo largo del tiempo, teniendo APPCU un equipo multidisciplinario que recorre diariamente las obras, sin perjuicio de haber comprado un coche escuela que recorría nuestras obras afiliadas y además  con intensa actividad en nuestra Sede, una suerte de campaña  PRO SEGURIDAD, donde todas las semanas desde hace ya muchos años, se implementa alguna actividad vinculada al tema y además en consonancia con la normativa que va apareciendo (decreto 125, por ejemplo).

Los logros son producto del esfuerzo y el talento en pos de la causa, aquellos no son casuales y allí el éxito es compartido: tanto del empresario que priorizó el tema (ya de vieja data), como del obrero que también ha adquirido conciencia de lo trascendente del mismo.

Estos alentadores datos del CEEIC, sólo hacen que redoblemos el esfuerzo en lo pertinente para seguir en este virtuoso camino, donde gana el sector, lamentando cada vez menos desgracias personales.

Aníbal Durán