Sin inversión, se incrementa el desempleo

Uno de los detonantes de lo que viene sucediendo, en cuanto a la inversión, es la baja rentabilidad. Después de pagar impuestos, el remanente no es estimulante.

Es un toque de atención que se enraíza en la pérdida de la citada rentabilidad de la mayoría de los sectores.

Los afectados resumen sus reclamos mayoritariamente en el atraso cambiario, que no es otra cosa que el aumento medido en dólares de sus costos de producción, incluida la mano de obra. A eso, como fue dicho, se agrega una presión fiscal para financiar un gasto público que crece en términos reales por encima del producto bruto.

Aquí en nuestro sector, si bien el dólar ahora acompaña mejor, siempre es una incertidumbre lo que con él sucede, siendo su volatilidad un arma de doble filo para los promotores. Tendremos que encarar con la seriedad debida (como lo supimos hacer hace muchos años), el proceder como sucede en Chile con la Unidad de Fomento (una suerte de UI nuestra). Me dirán que fue impuesta por el régimen militar…, pero también hay que aplicar el sentido común.

El déficit fiscal se financia con deuda, lo cual acentúa el atraso cambiario. Para paliar esta realidad, el gobierno aplica medidas extremas, como el uso de las tarifas públicas para reducir el citado déficit fiscal (como pasó), lo cual profundiza el manido atraso cambiario.

Esto nos pone en una situación harto difícil de competitividad con nuestros vecinos, como ya es notorio, pegando en la próxima temporada estival, sustancial y seguramente. Habría que ver qué sucede en nuestra industria, donde las obras que ya empezaron continuarán sin duda, la inquietud estriba en si los proyectos a empezar de inversores argentinos o no, proceden a iniciarse o esperan como se dilucidan los acontecimientos.

Ante este panorama cobra especial relevancia el fortalecimiento del crecimiento económico.

Lamentablemente la inversión directa extranjera pasó a ser negativa. Es decir, los inversores extranjeros están repatriando capital pues dejamos de ser atractivos como destino. Recordemos que años atrás, se captaban montos anuales cercanos al 5% del PBI, colocándonos en lugares predominantes del concierto latinoamericano.

Es decir, los de afuera juegan y lo hacen con intensidad. No podemos subestimarlos ni creernos que somos más que cualquiera. Allí está Paraguay como destino de inversiones, con baja política tributaria, sin problema de índole gremial, con reglas jurídicas transparentes.

Tenemos que volver a hacernos atractivos. Hay que desregular en lo pertinente, hay que bajar esta presión tributaria exorbitante (lo vivimos en nuestra industria de la construcción), hay que simplificar trámites, hay que controlar al sindicalismo que tiene patente de corso para hacer y decir lo que así entiendan, con un grave problema de ideología por detrás: no creen en la propiedad privada (por lo menos los de procedencia comunista), y eso ahuyenta al capital, “cobarde” si lo hay.

Hay medidas para adoptar en el plano local de incentivo a la construcción, ya lo hemos dicho hasta el cansancio, pero uno puede ir hasta donde se le permite.

Una ordenada macroeconomía, una actitud republicana (instituciones que funcionen) y estímulos pertinentes coadyuvan a invertir en el país. Sumando y restando….luce como que estamos en el debe…

Fuente: Aníbal Durán

 

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Sin inversión, se incrementa el desempleo

Uno de los detonantes de lo que viene sucediendo, en cuanto a la inversión, es la baja rentabilidad. Después de pagar impuestos, el remanente no es estimulante.

Es un toque de atención que se enraíza en la pérdida de la citada rentabilidad de la mayoría de los sectores.

Los afectados resumen sus reclamos mayoritariamente en el atraso cambiario, que no es otra cosa que el aumento medido en dólares de sus costos de producción, incluida la mano de obra. A eso, como fue dicho, se agrega una presión fiscal para financiar un gasto público que crece en términos reales por encima del producto bruto.

Aquí en nuestro sector, si bien el dólar ahora acompaña mejor, siempre es una incertidumbre lo que con él sucede, siendo su volatilidad un arma de doble filo para los promotores. Tendremos que encarar con la seriedad debida (como lo supimos hacer hace muchos años), el proceder como sucede en Chile con la Unidad de Fomento (una suerte de UI nuestra). Me dirán que fue impuesta por el régimen militar…, pero también hay que aplicar el sentido común.

El déficit fiscal se financia con deuda, lo cual acentúa el atraso cambiario. Para paliar esta realidad, el gobierno aplica medidas extremas, como el uso de las tarifas públicas para reducir el citado déficit fiscal (como pasó), lo cual profundiza el manido atraso cambiario.

Esto nos pone en una situación harto difícil de competitividad con nuestros vecinos, como ya es notorio, pegando en la próxima temporada estival, sustancial y seguramente. Habría que ver qué sucede en nuestra industria, donde las obras que ya empezaron continuarán sin duda, la inquietud estriba en si los proyectos a empezar de inversores argentinos o no, proceden a iniciarse o esperan como se dilucidan los acontecimientos.

Ante este panorama cobra especial relevancia el fortalecimiento del crecimiento económico.

Lamentablemente la inversión directa extranjera pasó a ser negativa. Es decir, los inversores extranjeros están repatriando capital pues dejamos de ser atractivos como destino. Recordemos que años atrás, se captaban montos anuales cercanos al 5% del PBI, colocándonos en lugares predominantes del concierto latinoamericano.

Es decir, los de afuera juegan y lo hacen con intensidad. No podemos subestimarlos ni creernos que somos más que cualquiera. Allí está Paraguay como destino de inversiones, con baja política tributaria, sin problema de índole gremial, con reglas jurídicas transparentes.

Tenemos que volver a hacernos atractivos. Hay que desregular en lo pertinente, hay que bajar esta presión tributaria exorbitante (lo vivimos en nuestra industria de la construcción), hay que simplificar trámites, hay que controlar al sindicalismo que tiene patente de corso para hacer y decir lo que así entiendan, con un grave problema de ideología por detrás: no creen en la propiedad privada (por lo menos los de procedencia comunista), y eso ahuyenta al capital, “cobarde” si lo hay.

Hay medidas para adoptar en el plano local de incentivo a la construcción, ya lo hemos dicho hasta el cansancio, pero uno puede ir hasta donde se le permite.

Una ordenada macroeconomía, una actitud republicana (instituciones que funcionen) y estímulos pertinentes coadyuvan a invertir en el país. Sumando y restando….luce como que estamos en el debe…

Fuente: Aníbal Durán

 

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