Reiventando el presente y oteando el futuro.

Son tiempos complicados, aunque estamos inmersos en tiempos complicados desde hace mucho. Parecería que fuera una constante. Toda obra de construcción que se “piensa”, tiene que estar sometida a decenas de vaivenes previos, para luego ponerla en movimiento con un sinfín de dificultades.

Ligeramente se dice que los empresarios “lloran”. Lloran los del campo, los industriales, el comercio y también la construcción.  ¿Será una táctica empresarial, dicho llanto y la respuesta del sindicalismo, denostando dichas quejas?

Se tendrá idea de lo que se pierde cuando una tormenta frustra una gran cosecha de soja o trigo?

O cuando el clima hace volver tiesas las circunstancias en una obra? Por favor. Ese llanto es consecuencia de inversión y trabajo que al final no reditúa como debería…

Empatía es ponerse en el lugar del otro. Y la reclamo desde los dos bandos. En general en los consejos de salarios, se produce la misma y hay cultura de acuerdo en la construcción. Los hechos son contundentes. Sin duda, además, mérito de los negociadores.

Pero tenemos que abocarnos a que las cosas discurran más fácilmente.  A que no sea la desconfianza a priori, el sentimiento que emerge de un potencial negocio.

En Chile dejan hacer; me cuentan promotores chilenos que todo fluye rápidamente, valorando las autoridades el esfuerzo de inversión que se hace y la posibilidad de generar mano de obra. No surgen trabas, por lo menos trabas irrelevantes. Claro está, si se comete alguna acción dolosa (no culposa), ahí caen con todo el peso del gobierno. Y está bien que así suceda.

Reiventar el presente y otear el futuro, apunta precisamente a allanar caminos que permitan que el empresario está alentado a invertir y reinvertir, contratando mano de obra sabiendo que esto no se convertirá en una pesadilla.

La legislación laboral debe acompasarse a estos tiempos, ahora. Hacerla mucho más flexible…QUE NO ES DEJAR INERMES A LOS OBREROS.

Están irrumpiendo las máquinas, sostenidamente. Hay sistemas tecnológicos que buscan abaratar la mano de obra y las casas se hacen en pocos meses. Se busca productividad.

Aquí y ahora se sigue ignorando el tema en forma supina. Un reciente informe del CAF (Corporación Andina de Fomento), dice que el regreso a los precios bajos de las materias primas en el mercado internacional, puso en evidencia la necesidad de redoblar esfuerzos para promover un aumento sostenido en la productividad, como camino para lograr un crecimiento económico continuo, que nos permita alcanzar el nivel de bienestar de las naciones más desarrolladas. El CAF está promoviendo un PACTO por la productividad. Y el mismo surge de un diagnóstico claro: el rezago productivo de América Latina se debe a una muy baja productividad de todos los sectores (la construcción en nuestro país, lidera).

Este presente y el mañana inmediato, no puede seguir dilatando este tema. Algún promotor ha puesto alguna objeción con el mismo, pero entiendo que es cuestión de poner parámetros que condicionen rendimientos.

El talenteo no es de esta época; la improvisación y el olfato son superados por la realidad de cara a un mundo que no admite distracciones.

 

Fuente: Aníbal Durán

 

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Reiventando el presente y oteando el futuro.

Son tiempos complicados, aunque estamos inmersos en tiempos complicados desde hace mucho. Parecería que fuera una constante. Toda obra de construcción que se “piensa”, tiene que estar sometida a decenas de vaivenes previos, para luego ponerla en movimiento con un sinfín de dificultades.

Ligeramente se dice que los empresarios “lloran”. Lloran los del campo, los industriales, el comercio y también la construcción.  ¿Será una táctica empresarial, dicho llanto y la respuesta del sindicalismo, denostando dichas quejas?

Se tendrá idea de lo que se pierde cuando una tormenta frustra una gran cosecha de soja o trigo?

O cuando el clima hace volver tiesas las circunstancias en una obra? Por favor. Ese llanto es consecuencia de inversión y trabajo que al final no reditúa como debería…

Empatía es ponerse en el lugar del otro. Y la reclamo desde los dos bandos. En general en los consejos de salarios, se produce la misma y hay cultura de acuerdo en la construcción. Los hechos son contundentes. Sin duda, además, mérito de los negociadores.

Pero tenemos que abocarnos a que las cosas discurran más fácilmente.  A que no sea la desconfianza a priori, el sentimiento que emerge de un potencial negocio.

En Chile dejan hacer; me cuentan promotores chilenos que todo fluye rápidamente, valorando las autoridades el esfuerzo de inversión que se hace y la posibilidad de generar mano de obra. No surgen trabas, por lo menos trabas irrelevantes. Claro está, si se comete alguna acción dolosa (no culposa), ahí caen con todo el peso del gobierno. Y está bien que así suceda.

Reiventar el presente y otear el futuro, apunta precisamente a allanar caminos que permitan que el empresario está alentado a invertir y reinvertir, contratando mano de obra sabiendo que esto no se convertirá en una pesadilla.

La legislación laboral debe acompasarse a estos tiempos, ahora. Hacerla mucho más flexible…QUE NO ES DEJAR INERMES A LOS OBREROS.

Están irrumpiendo las máquinas, sostenidamente. Hay sistemas tecnológicos que buscan abaratar la mano de obra y las casas se hacen en pocos meses. Se busca productividad.

Aquí y ahora se sigue ignorando el tema en forma supina. Un reciente informe del CAF (Corporación Andina de Fomento), dice que el regreso a los precios bajos de las materias primas en el mercado internacional, puso en evidencia la necesidad de redoblar esfuerzos para promover un aumento sostenido en la productividad, como camino para lograr un crecimiento económico continuo, que nos permita alcanzar el nivel de bienestar de las naciones más desarrolladas. El CAF está promoviendo un PACTO por la productividad. Y el mismo surge de un diagnóstico claro: el rezago productivo de América Latina se debe a una muy baja productividad de todos los sectores (la construcción en nuestro país, lidera).

Este presente y el mañana inmediato, no puede seguir dilatando este tema. Algún promotor ha puesto alguna objeción con el mismo, pero entiendo que es cuestión de poner parámetros que condicionen rendimientos.

El talenteo no es de esta época; la improvisación y el olfato son superados por la realidad de cara a un mundo que no admite distracciones.

 

Fuente: Aníbal Durán

 

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